Dualidad Argentina

 

Las dinámicas de geopolítica son movibles, todo el tiempo cambian en respuesta a la evolución de las necesidades e intereses de los gobiernos; en un mundo multipolar como el de hoy en día, donde muchas naciones se encuentran en el centro de poder, es una cotidianidad ver todo tipo de transformaciones en respuesta al momento político y económico que se esté atravesando, e influyendo a cada habitante de la tierra en alguna medida.

La metamorfosis en la visión de un gobierno generalmente va de la mano con un cambio de administración, que suele ser de una corriente diferente al anterior, sin ser la norma; y aun más propenso en regiones de inestabilidad y descontento social, entre otros problemas profundos, como lo es en América Latina. En este contexto, hay una tendencia cambiaria en los gobiernos de la región; desde Buckele en El Salvador, Lula volviendo al poder en Brasil tras Bolsonaro, la inestabilidad política en Ecuador, pasando por Petro en Colombia, hasta recientemente en Argentina, que esta  sin saber el rumbo que viene para su país a puertas de una segunda vuelta fuera de lo cotidiano. Aterricemos más a fondo en este último.

Argentina, ha estado bastante mediatizada últimamente, se encuentra en un momento coyuntural político, con un fuerte descontento social, en medio de una crisis económica severa, con un 40% de la población bajo la línea de la pobreza y 10% en la indigencia; candidatos políticos a la presidencia para todos los gustos, que dejaron unas primarias sorpresivas y atípicas que afectaron negativamente el precio del dólar; el pasado 22 de octubre de 2023 una primera vuelta no suficientemente decisiva que deja sin mandatario la nación y en la que los contendientes que en enfrentan proponen una visión de gobierno diferente.

La nación austral, fue a finales del siglo XIX y principios del XX, una de las potencias más prosperas del mundo, de la mano con EEUU e incluso superior a países de Europa poseía una economía fuerte de un grande mundial, con un PIB solido; sin embargo, cambios de la corriente política interna del país y la dicotomía entre peronismo y anti-peronismo (doctrina que surge a mediados del siglo pasado, fundada por Juan Domingo Perón con base sindical) que hoy en día sigue vigente, la inestabilidad por los golpes de Estado y cambios de administración, sumado a las guerras globales y sus efectos de todo tipo, además, gasto publico sin inversión suficiente, entre otros factores causaron un declive, que tiene hoy a este grande en una crisis sin precedentes.  

El gobierno de turno, en la cabeza de Alberto Fernández, bastante criticado y con baja aprobación ciudadana, heredero del kirchnerismo, que a su vez viene del peronismo, gobernó durante la pandemia de 2020, que poco ha logrado para sacar a Argentina de su crisis y en donde se han acrecentado problemas profundos de sus habitantes; es el contexto para las elecciones de este año. Así, 5 posibles candidatos se lanzan por los comicios. Myriam Bregman, por la izquierda; Patricia Bullrich por el anti-peronismo; Javier Milei, distinto a lo tradicional, un economista de tendencia ultraliberal; Sergio Massa, ministro de economía actual, candidato del peronismo y de alguna manera de la continuidad, aunque con cierta distancia; y, Juan Schiaretti, un peronista distante al kirchnerismo.

Tras la primera vuelta en agosto pasado, Milei se posiciono como favorito, un candidato distante a la dicotomía del peronismo que ha marcado la historia durante casi 100 años, economista, incendiario, de carácter fuerte, simpatizante de las políticas Trump y Bolsonaro, que pretende dolarizar la economía y destruir el banco central, que apuesta por la poca intervención del estado con una visión ultra liberalista, un gabinete estructurado, que dado el caso penalizaría el aborto. Así se evidencia como el descontento de los argentinos los moviliza a candidatos lejos de la tradicionalidad, que como ya se mencionó, es la tendencia en la región.         

Luego, el 22 de octubre pasado, fue la primera vuelta, sin sorpresas va para segunda vuelta ya que ningún candidato logro más del 40% o suficiente diferencia con el segundo puesto. En la que como era de esperarse Milei quedo en los primeros puestos, empero, Massa, por el oficialismo gano y lo supero con el 36,4% de los votos. El próximo noviembre 19 será la segunda vuelta, en la que se definirá quien será el nuevo presidente de la nación. Que cambia los resultados entre ambos comicios ¿?

Acá, se notan algunas posibilidades. Pese a que las personas del común muestran un gran descontento con el gobierno de turno y se encuentran en una crisis sin precedentes, le temen en alguna medida a alguien incendiario y que pretende cambios estructurales como transformar la economía o desacelerar la intervención China, por lo que terminan optando por la continuidad del gobierno; por otro lado, puede ser que tras la primera vuelta y la amplia diferencia de Milei como gran ganador, los votantes quisieran disminuir la diferencia y por lo que votaron por Massa; Al mismo tiempo, las maquinarias de peronismo pudieron ampliar sus esfuerzos por conseguir mas votos haciendo uso de sus maquinarias bastante bien establecidas.

Milei quien esperaba la victoria preparándose para la próxima vuelta, ahora debe reorganizar su estrategia y emprender toso por la presidencia; mientras Massa debe ampliar el margen y apoyarse tanto como pueda en la tradicionalidad política, tomando con dificultad lo mejor que pueda del gobierno actual, a la vez que se aísla de este y pretendiendo continuidad.

Fuera de la suposición sobre posibles causas, lo cierto es que, un cambio de la administración de Argentina en Milei podría acercar a la nación a EEUU, fortaleciendo alianzas comerciales y políticas entre ambos, dándole mayor poderío a este gigante sobre el país austral en detrimento de China con sus aspiraciones de todo tipo y su proyecto de “La nueva ruta de la seda”.  Paralelamente, cambiaria el lugar argentino en la región, saldría de Mercosur y transformaría el discurso a uno mas libertario y sin presencia estatal en el que critique a China y su fuerte relevancia en la región.

Como se dijo, esta corriente cambiaria es la norma en Latinoamérica, con figuras que no representan política tradicional del país, se están reorganizando los poderíos y papeles regionales, tan frágilmente construidos. La presencia de EEUU y China son factores fundamentales para los gobiernos actuales y su simpatía se refleja en alianzas estratégicas y negociaciones económicas, seguirá siendo así mientras estas naciones sean los grandes globales, aunque se espera que cada vez crezca más la relevancia China.

Falta esperar al 19 de noviembre y ver que acontece para Argentina, y luego sus efectos tanto internamente como en la región, esperando que algo cambie para sus habitantes y puedan volver a ser la gran economía que solían ser.  

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