Estabilidad conveniente

 

Las alianzas políticas son las que mantienen el funcionamiento del estatus quo del mundo. Sostener el contexto global sin mayores cambios, provoca que se permitan todo tipo de abusos a personas y territorios, con el objetico de seguir beneficiando a quienes se encuentran en los hilos del poder. Tanto la represión, como la destrucción del medio ambiente, que son violaciones a la integridad de la humanidad, y condenadas en el discurso público de la escena global, suelen ser pasadas por alto, aceptadas o incluso impulsadas para así no impactar a los actores con mayor poder en el mundo, como empresas o naciones.

Se ve así a China haciendo acuerdos de cooperación económica con naciones bastante criticadas en África, que benefician la política de expansión de “La Nueva Ruta de la Seda”; gigantes de la industria explotando recursos con apoyo dudoso de gobiernos en el mundo y sobre todo en regiones bastante inestables; el discurso conveniente de la ONU, dependiendo del país; las alianzas económicas, pero disputas políticas en la región árabe; como la cercanía de EEUU a Taiwán o Israel con el fin de tener mayor impacto geopolítico en sus respectivos vecindarios. Resultando, por tanto, en un terreno bastante complejo de analizar, y en el que todo tipo de motivaciones con objetivo de poderío económico, político o estratégico coexisten, pasando por encima de cualquiera que interfiera.

Este es el caso de Nicaragua, un país en medio de Centro América, en pleno Caribe y con un clima tropical, la nación de mayor extensión territorial de la región, aliado tradicional de EE. UU., con una historia reciente marcada por el Sandinismo, y que hoy se encuentra en una situación bastante particular.

Daniel Ortega, presidente actual, ha estado rondando el poder desde el siglo pasado; se remonta a la revolución Sandinista, donde el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) opuesto a la intervención estadunidense, además a la dictadura de los Somoza, con más de tres generaciones en el poder y como aliados de EE. UU., tenían a Nicaragua en una crisis institucional inmensa, causando un levantamiento con el objetivo de detener la dictadura de mas de 40 años en el poder. Augusto César Sandino, líder del FSLN encabezo la larga y ardua lucha para transformar la realidad nicaragüense; disputa integrada por varios grupos de la base social, como los campesinos y que tras varios años lograron tomarse Managua, luego de la huida de Somoza a Miami.

Tras esta transformación, Ortega llega al poder en 1979, estallan una serie de enfrentamientos en el territorio entre los aliados del gobierno y los de EE. UU., por lo que en 1990 pierden las elecciones y la oposición obtiene el poder; es solo hasta 2007 cuando el FSLN y Ortega vuelven al poder, manteniéndose hasta el día de hoy. Es curioso acá mencionar que, pese a breves momentos y un discurso abierto, Nicaragua ha mantenido lazos abiertos con Estados Unidos, sin embargo, desde el 2017 estos se han incrementado aún más, sobre todo en temas económicos.

Las últimas elecciones, en 2021, el partido FSLN arraso las votaciones, con más del 75% del apoyo ciudadano, sin embargo, estos comicios se vieron envueltos en varias inconsistencias, con pocas garantías democráticas, persecución y casi inexistencia de una oposición, e incluso tildadas de invalidas por muchos países, entre ellos Estados Unidos.

Paralelamente, ha existido una relación simbiótica del gobierno nicaragüense con el sector empresarial, el modelo de consenso con las empresas, de la mano de leyes que benefician a la industria como política estatal, resultan en una alineación entre ambos actores para mantenerse vigentes. La Influencia del FMI y del crecimiento económico, en detrimento de los intereses de los cuidadnos del común, causaron en 2018 una serie de protestas ciudadanas, respondidas que con represión por el Estado.

Por otro lado, es cierto que Nicaragua es un corredor del narcotráfico, parte de le ruta de la droga para llegar a Estados Unidos, desencadenando una coordinación de actores inmersos en esta industria con actores estatales para preservar el transito y acceso a estos bienes de consumo que tan conflictivos son el mundo. Esta cooperación se da la mano de la perpetuidad y afianzamiento de los actores en sus lugares, tanto de la perpetuidad del mismo gobierno, como de las buenas relaciones entre partes.

Se evidencia que, las relaciones del gobierno con actores empresariales, además de con aliados como Estados Unidos, y el impacto del narcotráfico, como factores netamente internos, son algunas de las motivaciones para Ortega aunarse en el poder, con cierta calma. Así mismo justificar actos que garanticen dicha perpetuidad, como la persecución a la oposición, la prensa libre, detractores del gobierno, incluso de la iglesia católica; de la mano de acoso militar, detenciones masivas y arbitrarias, exiliados nacionales, entre sinnúmero de actos coercitivos de libertades.

Estos abusos, si bien son condenados por muchos países y lideres políticos, como el presidente Borich de Chile, o Petro de Colombia, parece que se queda en puro discurso diplomático, además, que las sanciones internacionales no impactan realmente en el funcionamiento de Nicaragua, como fue el caso con Venezuela, Corea del Norte o Rusia. Exhibiendo el efecto que tienen aliados de amplio impacto como Estados Unidos en los castigos a violaciones de derechos, sumado a la intención de mantener el funcionamiento económico habitual.

Varios grupos de oposición, actores internacionales, hasta el Vaticano han hecho la petición de acrecentar las sanciones a Nicaragua, impactando realmente al gobierno, para que cambie la situación en la nación, no obstante, lo mas seguro es que no pase mayor cosa. Parece ser que es más relevante para el mundo el capital, que las libertades que tanto defienden los derechos humanos básicos, no le conviene que se debilite ningún aliado, sin importar nada.

Como consecuencia algunas naciones se han ofrecido a albergar a quienes sufren todo tipo de persecuciones en Nicaragua, sin atacar el problema real, que es el funcionamiento del gobierno local. Lo que genera que haya más espacio de acción de los abusos del Estado, ya que el problema migra a otros lugares. En conclusión, valen más las alianzas geopolíticas y la fluidez del capital que las vidas; Estados Unidos claramente es un actore con tanta influencia que supreme lo que no le interesa.

Es así, que se espera que la situación en Nicaragua no cambie, no se altere el funcionamiento normal del sistema, siga la persecución a actores y personas no deseados para el gobierno de la mano de la mirada inmutable del mundo, mientras personas sufren y la democracia sufre.   

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