Y Taiwán?
Los conflictos territoriales, son
una constante en el mundo de hoy, es común oír en múltiples latitudes sobre desacuerdos
de todo tipo, que, tras las condiciones precisas y con mala suerte pueden desencadenar
en enfrentamientos bélicos. Ya se han mencionado en este blog algunos casos de
este tipo, en los que, naciones, empresas y actores supranacionales toman
partido, influyendo por lo tanto en su desarrollo, siempre velando por intereses
particulares, alejados en muchas ocasiones del cuidado de habitantes y hábitats.
En este contexto se encuentra Taiwán,
un ejemplo claro de un bastión de guerra entre occidente y oriente; por un lado,
China, busca recuperar lo que considera su territorio, con todo tipo de estrategias,
empleando incluso sus arsenales militares, levantando las hostilidades en la región;
mientras Estados Unidos y el bloque de occidente que, apoyan la isla abiertamente,
como un aliado a quien, si fuese el caso protegerían y respaldarían con toda su
artillería disponible. En un escenario bastante hostil, donde cada movimiento debe
ser meticulosamente estudiado.
Esta isla, en el medio de mar Indo
asiático, por su ubicación estratégica ha pasado por el control de varios administradores.
Como los portugueses y holandeses quienes habitaron hasta el siglo XVII, expulsados
por los chinos, luego bajo el mandato de los japoneses hasta el final de la IIGM,
cuando volvió al mandato chino; posteriormente vivió en 1949, La guerra civil China,
en la que gran cantidad de personas mueren y casi acaba el país, Mao Zedong y su
ideología comunista salen victoriosos. En consecuencia, el gobierno de la república
saliente de China se estableció en Taiwán, huyendo de la placa continental e
instaurando su Estado en este territorio de ultramar.
En ese momento, la isla pasa a
ser considerada como rebelde por la China continental, con la promesa que en algún
momento volverá bajo el control chino. “Separados por un estrecho, posturas
ideológicas contrarias y un conflicto histórico, las dos chinas -la República
Popular China y la República de China- han coexistido desde entonces en medio
de tensiones, a pesar de compartir tradiciones, cultura y una lengua en común,
el chino mandarín.”[1]
Paralelamente, Estados Unidos declara
su apoyo a la isla, no reconoce a la China comunista como una nación, sino
hasta 1971 cuando la ONU, legitima su existencia y le habilita un puesto
permanente en El consejo de Seguridad, que hasta ese momento le pertenecía a Taiwán.
El crecimiento estructural de la China continental resulta un factor determinante
para este reconocimiento internacional. EEUU se acerca a poco a China, sin
dejar de lado su protección a la isla. El fortalecimiento de relaciones comerciales
resulta en la clave para el establecimiento de una cercanía diplomática real.
No obstante, esta zona siempre
esta en contante tensión, en varias ocasiones China he realizado acciones militares
cerca de tierra o ha amenazado con una invasión. Mientras EEUU contribuye a las
hostilidades no cediendo al terror generado por los chinos, enviando figuras diplomáticas
relevantes y denunciando las acciones provocativas del vecino de la isla. Por lo
que Taiwán vive una dicotomía entre estos dos grandes globales. Esta dualidad
es bastante evidente entre los ciudadanos, encuestas evalúan el favoritismo
hacia oriente u occidente, afectando así, hasta las decisiones electorales de
los habitantes.
El próximo sábado serán las
elecciones presidenciales, alrededor de 23 millones de personas elegirán el
futuro de Taiwán, afectando así de alguna manera el resto del mundo. En esta
coyuntura era de esperarse acciones de China o EEUU para influir en los resultados;
la campaña de desprestigio China, conocida como “EL Yimeilun” busca mediante
noticias como “el uso de sangre de taiwaneses para experimentos de EEUU” o “importación
de carne de cerdo envenenada” poner en juicio la alianza los estadunidenses con
la isla, pretendiendo que se acerquen al gran proyecto chino.
Este tipo de campañas de desprestigio
y con índole incendiaria, suelen ser la constante en tiempo de elecciones en Taiwán,
todos quieren influir en un resultado favorecedor para sus intereses. EEUU
busca mantener a su aliado, al mismo tiempo que China busca cercanía a este territorio,
así en un futuro hacerse al control de la isla.
La presidente actual, Tsai Ing-Wen
que va por la reelección, esta alineada con occidente, su administración y políticas
están alejadas de los intereses de China. Simultáneamente el opositor Han Kuo-Yu
se muestra a favor de la cercanía china, declara que la separación fue un error
y apela las pretensiones de la unificación de las chinas. Ambos candidatos
lidian en este escenario tan hostil por lograr la presidencia, mientras el
resto del mundo observa e influye para el beneficio de este resultado. Se espera
que, además, temas como los precios de la vivienda, salud, educación sean
protagonistas en estos comicios.
En pleno desarrollo este ambiente
tan coyuntural, este fin de semana pasado, se alertó un posible ataque aéreo, tras
el avistamiento de un satélite chino sobrevolando la isla, que con el apoyo de desinformación
y amarillismo de medios genero pánico en la isla, sin saber que afectación
pueda llegar a tener aun en las elecciones de este sábado próximo.
Es evidente como la geopolítica marca
las relaciones de hoy, el impacto global que tiene una isla a kilómetros de distancia,
en la que se podría desencadenar una guerra de tamaño mundial, mientras dos de
los actores mas relevantes de la escena global juegan a “la estrategia militar”
tensionando el vecindario. Lo más seguro es que, esta situación continue, las pretensiones
de poderío de los actores involucrados no varíen mucho y continúen interfiriendo
en el desarrollo de la isla, jugando a la calma tensa, ya que el mantenimiento
del flujo económico como lo conocemos resulta más relevante que cualquier otra variable.
Se centrará la atención en este evento el
próximo fin de semana, en el que singularidades y estrategias elegirán el
futuro presidente de Taiwán.
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