El genero y la crisis

 

La política y los cambios sociales poseen una relación intrínseca y caótica. Quien esta en el poder debe mantenerse al día de los cambios en el pueblo, para así poder gobernar en respuesta a las necesidades cambiantes de la gente, además de poder seguir vigente; sin embargo, esto resulta en una herramienta que puede ser usada en ocasiones para comprar favoritismos, calmar a las masas o grupos de esta, desviar atención de alguna situación, entre otras.  Igualmente, el descuido a estas transformaciones en la ciudadanía puede costarle el gobierno a cualquier mandatario del mundo.

Dentro de estas, se encuentran los temas de género; que sin aterrizar en la discusión sobre las reivindicaciones y el lugar que deben ocupar las mujeres en las sociedades actuales que se jactan de igualitarias y deben apelar a la garantía de los derechos, pertinente, pero desvía el fin de esta entrada; resultan en una herramienta en algunos territorios para que los gobernantes usen y así obtengan beneficios como los ya mencionados.

Abordando este tema tan susceptible, se aterriza en África, en la República Democrática del Congo, donde se nombró por primera vez en su historia a una mujer como primera ministra, en un contexto de una creciente ola de violencia al oeste de la nación, lugar en el cual se explotan materias primas como el cobalto, dejando millones de desplazados, cobrando la vida de otros tantos, tras unos comicios tildados de fraudulentos; tantas variables que vale la pena analizar.

La República Democrática del Congo, país ubicado en el centro de África, con más de 2.3 millones de habitantes, dedicado sobre todo a la minería de materias primas, hoy vive según la ONU una crisis profunda (LA, 2024)[1], al oriente del país donde se centra la explotación minera, se vive una ola de violencia sin precedentes, donde grupos criminales y el gobierno se enfrentan, gente muere, miles sufren atentados y se han visto obligados a migrar, Ruanda parece estar implicado, coordinando y suministrando armas, mientras el gobierno está debilitado. Realidad que preocupa al resto del mundo, un poco desde la sombra, sin copar medios ni titulares.

Este marco tan adverso, fue el escenario para las elecciones del pasado diciembre de 2023, en las que Felix Tshisekedi de 60 años, fue reelegido presidente para su segundo mandato, tras legar al poder en 2018 (El Pais, 2019)[2] con más del 73% de los votos, en unos comicios tildados de fraudulentos, argumentando que un país tan sumido en la crisis que se encuentra no elegiría de nuevo al mismo gobernante. Durante su ultimo mandato, el mandatario, expulso de su territorio a las ONG basado en su poca efectividad, además, se cree que las fuerzas armadas se han cohesionado con los grupos subversivos como el “Grupo M23”, mientras la violencia, corrupción, desigualdad y pobreza son el día a día de los congoleños (La nacion, 2024)[3].   

Durante tu campaña Tshisekedi, se enfocó en el oriente del país, en la economía, violencia, auspiciada por grupos violentos, en la presencia y adiestramiento de Ruanda de activos de guerra e insumos; una campaña poco cubierta por medios en el mundo y en una situación de descontrol estatal, el reelegido mandatario prometió también, mayor presencia de mujeres, como un hito para la nación y la región. Todo lo anterior significo su reelección en diciembre pasado; posteriormente, la semana pasada anuncio en coherencia con sus promesas que, Judith Suminwa Tuluka, ex ministra de planificación seria la nueva primera ministra de La RD del Congo (DW, 2024)[4].

Dicha declaración hace historia, responde a una reivindicación de la mujer en una región regida mayoritaria e históricamente por hombres, donde el género femenino ha vivido en las sombras, bajo todo tipo de abusos. La nueva mandataria, es bien recibida por el pueblo, su discurso entrante hace eco a los objetivos del gobierno de Tshisekedi, enfocado en abordar la profunda crisis. No obstante, su llegada al poder tomara tiempo, ya que debe formarse un nuevo gobierno y según la normatividad congolesa, requiere negociaciones con el gobierno saliente.

Se infiere que, Felix Tshisekedi usa como estrategia la llegada de su nueva primera ministra, le es útil enfocar la atención del pueblo y el mundo en un hecho sin precedentes, que desvía el foco en la creciente guerra y la crisis estructural actual. Igualmente, este acontecimiento permite transformar la imagen de La RD del Congo, de una nación violenta a incluyente, donde las mujeres ocupan un lugar en el Estado y en la toma de decisiones. La inclusión de Judith Suminwa Tuluka resulta rentable, si bien, es solo una promesa, ha puesto los ojos del mundo en África, le permite al gobernante si así lo desea, buscar apoyo y nuevas alianzas, denunciar sus problemáticas, en manos adecuadas puede traer amplios beneficios.

Esta renovación, es evidente, requiere ir de la mano con acciones gubernamentales reales contra la crisis, la violencia que azota esta nación clama una acción contundente que salve vidas y mejore la realidad de los congoleños. El presidente Tshisekedi debe apresurar los diálogos para la transición hacia un nuevo gobierno, en el que se desarticule la tan aunada corrupción y cooptación de los actores violentos, dando espacio a nuevos aires.

La llegada de Judith Suminwa Tuluka es una victoria para la inclusión de la mujer y un hito para África, como ya se dijo, sin embargo, requiere estar acompañada de acciones estructurales para impactar realmente, sin estas puede que pase de largo y la inclusión sea solo una estrategia de campaña, incluso, en condiciones adversas, Suminwa Tuluka puede ser el “chivo expiatorio” del fracaso del gobierno de Tshisekedi. Es necesario aprovechar el momento coyuntural para impactar positivamente en la República Democrática del Congo. Se seguirá lo que ocurre en el centro de África, en este contexto adverso y coyuntural, un escenario de geopolítica, donde actores como el papel de la mujer repercuten y transforman realidades politicas.

 

 

 

 

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