El mar meridional Chino

 

Medir fuerzas, parece la normalidad en la política internacional moderna; las potencias globales evidencian sus fortalezas, señalan deliberadamente las debilidades de sus pares no amigos, mientras les provocan a escalar a un conflicto armado. No obstante, esta dinámica no es directa, sino que se da en lugares estratégicos, con acciones medidas y un poco sutiles, que inciten al otro a actuar primero, y simplemente reaccionen a un ataque. Un escenario confuso, vigente, que día a día copa titulares alrededor del mundo y mantiene el mundo en tensión, temeroso y expectante.

Este contexto, explica mucho de la complejidad de las interacciones trasnacionales actuales, visibles en múltiples ejemplos, como es el caso del Mar Meridional Chino, dentro del océano pacifico; un área de más de 3.5 millones de km2, que colinda con la costa oriente de Asia y varios países, entre ellos China, Malasia, Filipinas, Vietnam, Brunéi, Indonesia y Filipinas. Todas las naciones hacen reclamaciones marítimas sobre tramos de la zona, con un común contrincante, China, quien declara que casi todo el territorio del mar le pertenece, y que planea recuperar. Las pretensiones sobre este mar han generado fuertes tensiones en la región, demandas y fallos internacionales y pequeños enfrentamientos entre gobiernos y sus aliados, este es un camino clave para el comercio global.

El ultimo, que lleva gestándose poco a poco, implica a Filipinas y China, quienes disputan el Segundo Thomas Shoal, El atolón perteneciente al archipiélago de las islas Spratly; la isla más cercana, es la filipina Palawan a unos 200 km, por lo que la región es zona economía exclusiva de Filipinas; para China, es una franja situada a 1000 km de su territorio no disputado. En 1999 y en medio de reclamos mutuos, el gobierno filipino encallo una embarcación, justificando así su presencia y peticiones sobre este corredor en agua estratégicas.  (DW, 2023), [1]

Este hecho, desencadeno una serie de pequeños roces entre ambas naciones, que han tenido lugar todo el siglo XXI. En 2016, un tribunal internacional de La Haya, tras varios juicios, finalmente fizo un fallo a favor de las reclamaciones de Filipinas y derogó las intenciones de China en las aguas del Segundo Thomas Shoal, hecho aplaudido por los filipinos, aunque rechazado por el gobierno chino, quien declaro no respetar la decisión (DW, DW, 2024)[2], esto ha provoco mas encuentros en los alrededores del atolón, el ultimo ocurrió el pasado 18 de junio, cuando las fuerzas marítimas chinas, interceptaron embarcaciones militares filipinas con destino a llevar suministros al barco encallado, con varias armas blancas atacaron a la tripulación.

La guardia filipina no contrataco las acciones chinas, se limito a grabar lo sucedido y posteriormente hacer la denuncia internacional, por su parte China alego que fue una provocación de Filipinas, quien circulaba dentro de su territorio marítimo con suministros militares y que su única solución fue detener la incursión. Esto ocurre luego que el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. se pronunciara y declarara que cualquier muerte de un ciudadano en aguas, podría ser considerada un llamado a la guerra; paralelamente el gobierno Chino y Xi Jinping aprobaron un ley que “que autoriza a su guardia costera a incautar barcos extranjeros y detener a tripulaciones sospechosas de intrusión durante hasta 60 días sin juicio” (CNN, 2024)[3].

Además, Filipinas es un aliado hace bastante tiempo de Estados Unidos, desde el siglo pasado firmaron un acuerdo de cooperación mutua, donde se apoyan en caso de que alguno ingrese en un conflicto bélico, y Ferdinand Marcos Jr. se ha mostrado interesado en estrechar lazos con su aliado en América, pareciendo cada vez más cercano a occidente, mientras se distancia de él gran asiático.

Es clara la medida de fuerzas de China con Filipinas, respaldado por EEUU en este último encuentro; La guardia marítima China, en cabeza de Xi Jinping provocando con armas y ataques pequeños en un intento de justificar un escalamiento de hostilidades, irrespetando el derecho marítimo; entre tanto las fuerzas navales filipinas resistiendo y recopilando información, denunciando globalmente, pero sin ceder.

El gobierno chino seguro pensó meticulosamente sobre si actuar en estas aguas del Segundo Thomas Shoal, con la intención de atemorizar y tantear a su adversario, con la posibilidad de llegar a un conflicto cerca de su territorio con EEUU que debería apoyar a su aliado. Filipinas opto por no responder al ataque, solo grabar y mostrar al mundo los horrores hechos por China, llamar al respeto del Derecho Internacional, pero asegurando que defenderá su soberanía y cuenta con alianzas que le servirán en caso de un escalamiento violento.

De nuevo, un territorio recóndito de la tierra sirve de tablero de enfrentamiento, el corredor estratégico en medio del pacifico, prendió las alarmas a un conflicto global. China quiere a toda costa tomar lo que considera suyo y garantizar el camino de “la ruta moderna de la seda”, pasando por encima de quien sea; se encuentra en este caso con Filipinas, quien, con grandes alianzas, no cede, pero advierte.

Lo mas probable es que, estos pequeños enfrentamientos sigan ocurriendo, que el gobierno filipino siga inmóvil en su posición denunciando y ganando apoyo internacional. Por su parte China continuara con las mismas políticas expansionistas de cara al descontento global sin estallar una guerra, solo provocando deliberadamente al mundo y tentando al resto del mundo. Es notorio el juego geopolítico en esta serie de hechos, que la diplomacia política dista de la económica y que las potencias mundiales juegan a los enfrentamientos en todas latitudes a los ojos de mundo.

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