¿Y Venezuela?

 

Venezuela, un país que solía ser un gigante de América Latina, una potencia en explotación de hidrocarburos, con una economía sólida y prospera, un ejemplo de estabilidad para la región. Hoy, se encuentra sumida en una crisis humanitaria, política, social y económica, que deja una nación inmersa en la pobreza, sin garantías de ningún tipo para los ciudadanos, bajo varios embargos internacionales que limitan las posibilidades de comerciar legalmente, con la mayor cantidad de población nacional migrante alrededor del globo, quienes sostienen a sus familiares con él envió de divisas; sin duda alguna, una situación terrible, que cobra y precariza vidas.

En este contexto sombrío, y con el fin del periodo constitucional de 6 años para cada mandatario, llegan las nuevas elecciones presidenciales. Los próximos comicios han estado rodeados de varios sucesos de todo tipo, que vislumbran por primera vez en mucho tiempo, la probabilidad de un cambio de gobierno, de garantías para la democracia, de un líder que no pertenezca al chavismo, de la posibilidad de levantar los embargos internacionales, y de que los venezolanos migrantes alrededor del globo vuelvan a reunirse con sus familias en su nación.

El oficialismo en cabeza de Nicolas Maduro vive el peor momento para Venezuela, tras mas 25 años en el poder, ha visto como su nación paso de ser una potencia regional, pionera y moderna, a ser un paria, aislado económicamente del mundo, hundida en tantos problemas y carencias, que casi parece un lugar diferente. Tras la muerte de Hugo Chávez en 2013, el país bolivariano se empezó a ir en picada, poco después, en 2015 Estados Unidos decide imponer una seria de sanciones económicas debido a la falta de garantías políticas y de Derechos Humanos del gobierno chavista, lo que firmo la “sentencia de muerte” y lejos de empujar a Maduro a corregir las razones del embargo, lo aunó en su posición, llevando a su administración al aislamiento casi que total.

El desplome de la economía, entre otras cosas, llevo a ola migratoria sin precedentes, se estima que para 2022 alrededor de 6,8 millones de venezolanos habían dejado su país (El Espectador, 2022)[1], sin embargo, se cree que la cifra ha ido en aumento. Personas que en todo tipo de condiciones dejaron sus hogares buscando un mejor futuro. A la larga, estos migrantes han logrado levantar un poco su nación, enviando dividas extranjeras la situación mejoro, se dolarizo la realidad y hoy es la moneda de cambio más aceptada. Pero eso es otra historia.

En 2018, Maduro es elegido presidente de Venezuela, para su segundo mandato consecutivo contra Henri Falcón, en unos comicios tildados de fraudulentos en todo el mundo, con poca participación electoral y muchos eventos curiosos y extraños. Nicolas Maduro gobernó todo su mandato, silenciando a la oposición y aislado del resto del mundo, con un descontento social inmenso; así, llega 2023, con la proximidad al final de campaña, el gobierno y la oposición firman Los acuerdos de barbados para celebrar las elecciones de 2024, pactando garantías nacionales e internacionales para las votaciones y los resultados.

Esta coyuntura abre la posibilidad de unos comicios democráticos, que generó que EE. UU. levantára las sanciones sobre el petróleo, oro y gas. Posteriormente la oposición realiza elecciones primarias para determinar el candidato para la carrera presidencial, gana Maria Corina Machado, con más del 92% (El Espectador, El Espectador, 2024)[2], pero al poco tiempo El tribunal supremo la inhabilita para ejercer cargos públicos; esta acción del oficialismo pretendía torpecer sus posibles contrincantes, no obstante, Machado apoya y apadrina a Edmundo González Urrutia, un exdiplomático poco conocido y por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) lo convierte en el candidato para la presidencia.

Todo el respaldo que construyo Machado, lo supo migrar hacia González, este se ha convertido en un candidato fuerte, apoyado por gran cantidad de venezolanos; paso de ser poco conocido el posible próximo nuevo presidente. La oposición ha sabido mover sus cartas, tomando el descontento de un pueblo y un gobierno desgastado rodeado de una pésima imagen, tildado del culpable de la crisis venezolana, para convertirse en la opción mas fuerte para la presidencia.

Un candidato fuera del oficialismo se perfila para ganar, pero acá, también está en juego el futuro de las reservas de petróleo de Venezuela, las mayores del mundo; la continuidad de las alianzas del país con China, Rusia e Irán, el curso de una crisis humanitaria interna, de las sanciones internacionales, y de las relaciones diplomáticas. (The New York Times, 2024)[3] es un momento coyuntural que puede cambiar la historia de Venezuela.

El próximo 28 de julio, será esta cita electoral, por primera vez en mucho tiempo, habrá observadores electorales internacionales como garantes de democracia; con todos los ojos sobre Venezuela a la espera de que pueda pasar. Sin embargo, este escenario evidencia algunas problemáticas, existe el miedo latente y como se ha denunciado anteriormente, que el gobierno cometa fraude si llega a perder; además, no se sabe cómo harán las personas fuera de Venezuela para votar y con tanta población en el extranjero, estos votos podrían determinar un ganador. Pese a estos tropiezos, se espera que las elecciones sean un evento democrático real y legítimo, en el que se respete el resultado y pueda cambiar la realidad de Venezuela para bien (BBC, s.f.)[4].

Maduro, no debe estar interesado en salir del gobierno, le teme a ser sentenciado por crimines de lesa humanidad y perder su fuente de oro y control amplio sobre Venezuela, por lo que no seria extraño que este ideando algún plan para evitar perder públicamente las elecciones. la oposición, por su parte ha apelado a una transición pacifica si llaga a ganar, pero poco se sabe hasta que algo suceda.

Por otro lado, se resalta la posición de EE. UU., quien levanto temporalmente la sanción, con miras a reestablecer relaciones con esta mina de petróleo en Sudamérica, es una movida que estrecha lazos y podría garantizar recuperar su aliado comercial. Este acercamiento, igualmente, alejaría a Venezuela de sus aliados como Rusia o Irán, a quienes poco les interesa un cambio de administración y mayor cercanía a occidente.

Los movimientos en el gobierno de Venezuela son tema de atención mundial, el tablero geopolítico regional y global se puede mover; un gobierno como este es un elemento estratégico que puede reajustar la balanza de poderes del mundo, dándole a potencias del mundo una ficha de juego en América Latina, con reservas de petróleo, oro y gas inmensas. Por lo resulta muy funcional.

Se seguirá lo que suceda en estos comicios, esperado de todo corazón que ocurra lo mejor para los venezolanos inmersos en esta crisis y que estas elecciones mejoren la economía, seguridad y por tanto toda la nación bolivariana; que además se respete la democracia y sean las urnas quien decidan el futuro de Venezuela.

 

 

 

Comentarios

  1. Gracias por la claridad en la información sobre los comicios en Venezuela, es importante conocer todo lo que está en juego detrás de esta rica nación.

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