¿Y Venezuela?

 

Lo que pasa en Venezuela tiene los ojos del mundo en América Latina, luego de las elecciones del pasado 29 de julio, cuando Nicolas Maduro se proclamó ganador de los comicios y presidente del país bolivariano por 6 años más. Este anuncio, se dio en medio de varias situaciones tan curiosas y ocultas, que le restan toda credibilidad a su victoria y señalan un fraude.

La semana antes del 29 de julio, en Venezuela se respiraba un aire de esperanza y fe en la democracia, estaba próximo el día de las votaciones y todo indicaba que la oposición, por primera vez en 25 años ganaría; Estados Unidos levanto las sanciones impuestas al gobierno venezolano; llegaron observadores democráticos a territorio Bolivariano y la gente esperaba con ansias votar por el cambio, se evidenciaron votaciones masivas según lo grabado por medios.

No obstante, el domingo en la noche, El Consejo Nacional Electoral (CNE) anuncio que con el 51,2% Maduro había ganado (La Republica, 2024)[1], este resultado disto de lo que predecían las encuestas y salió públicamente muy rápido. Todo el mundo corrió a verificar los resultados y pedir ratificación publica, pero el gobierno se cerró y proclamó la victoria absoluta; la oposición señalo fraude; El Centro Carter, quien estaba en Venezuela como ente observador declaro falta de garantías democráticas (DW, 2024)[2]; las calles se llenaron de gente indignada protestando por el robo de las elecciones; la comunidad internacional prendió las alarmas.

Todo ocurrió rápido, y en pocos días la esperanza se volvió indignación, se han denunciado todo tipo de hechos represivos en Venezuela, con videos se ve a la fuerza pública coartando violentamente a personas en las calles y varias otras se han reportado muertas o desaparecidas; la página del CNE esta caída y no se puede visitar (CNE, s.f.)[3]; la oposición ha sido amenazada con todo tipo de acusaciones y teme por su vida; la región de América Latina se dividió entre quienes ratificaron la victoria de Maduro, en quienes la sancionaron y algunos otros que se abstienen de la situación; el resto del mundo pide garantías que comprueben la victoria del oficialismo y la veracidad del ejercicio democrático.

Los países de América, en cabeza de Estados Unidos y Argentina organizaron y presentaron en la OEA una resolución que pretendía cinco puntos principales: 1) Reconocer la participación sustancial y pacífica del electorado de Venezuela en las elecciones celebradas el 28 de julio de 2024; 2) Instar al Consejo Nacional Electoral de la República Bolivariana de Venezuela a que publique inmediatamente los resultados de la votación de las elecciones presidenciales a nivel de cada mesa electoral; 3) Declarar que es una prioridad absoluta salvaguardar los derechos humanos fundamentales en Venezuela, y especialmente el derecho de los ciudadanos a manifestarse pacíficamente sin represalias. 4) Resaltar la importancia de proteger y preservar todos los equipos utilizados en el proceso electoral, incluyendo las actas y resultados impresos. Y; 5) Expresar solidaridad con el pueblo venezolano y compromiso a permanecer atento a la situación en la República Bolivariana de Venezuela, con el gobierno como garante [4] (CNN, 2024).

Este documento que pretendía transparencia se votó el día 31 de julio, tras horas de debate y negociaciones, la resolución no logro ser aprobada, falto un voto para lograr la mitad+1; 17 naciones aprobaron los cinco puntos, entre ellas Estados Unidos y Argentina; otras 11 naciones se abstuvieron, incluidos Colombia, Brasil y Honduras; y 5 estaban ausentes, como México y Venezuela.

Acá, es evidente como la región está dividida frente a Venezuela y no logra consolidar un bloque y discurso que exija a la nación bolivariana, igualmente que, para gran cantidad de temas, vislumbra falencias en la OEA como organización. Las cercanías políticas entre lideres determinaron la participación y voto de algunos países presentes; igualmente, la distancia de gobernantes y el rechazo al chavismo hizo contrapeso en la OEA. La posibilidad de verificar realmente lo que paso en Venezuela termino en un juego de diplomacias y perdió. El juego de poderes es notorio, hay varios grupos y personajes fuertes, que no logran el protagonismo y mayorías.

La reacción de Maduro, obstinada y dura, ha sido cerrarse al mundo, con un discurso coercitivo e incendiario afirma que es el vencedor de los comicios y que el mundo simplemente esta en su contra. Mientras tanto, salen pruebas por todos lados que señalan el fraude; la gente se manifiesta en las calles, derrumbando estatuas de Chávez y enfrentando la fuerza pública, es claro su descontento con el gobierno, el llamamiento al cambio y la intención de luchar por sus derechos.  

Se espera que el mundo aislé aún más a Venezuela, tan solo esta semana Perú cerro las relaciones diplomáticas con Maduro y se vaticinan más cierres con otras naciones. Estados Unidos se enfrenta a una encrucijada, Maduro se burló de Biden, quien había visto en el levantamiento de las sanciones, la posibilidad de suplir los vacíos que dejo el embargo a Rusia ahora debería volver a anunciar sanciones al gas, petróleo y oro venezolano, perdería la posibilidad de un aliado económico y de quitarle un socio a Rusia y seguiría en la búsqueda de un reemplazo al gas y petróleo ruso.

Ojalá algo cambie, sin el escenario democrático, se agotan las opciones y día tras día, mas personas sufren los efectos de un régimen cerrado y aislado. La situación de migrantes indocumentados que sufren todo tipo de carencias de acrecienta; vidas se pierden en el olvido, mientras Maduro siguen en el poder de una mina de oro en reposo. La relación entre el pueblo y el gobierno esta en su peor momento y no mejorara. La geopolítica es el lenguaje del mundo de hoy, sin lugar a dudas.

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