El fenomemo de Bukele

 

Desde marzo de 2022, tras un aumento masivo de los asesinatos y crímenes de Las Maras, El Salvador, declaro el régimen de excepción que mantiene hasta hoy, también conocido, como el Plan Control Territorial, renovado por más de 30 veces consecutivas, la ultima la semana pasada; este, le otorga al presidente facultades para gobernar en total control y autonomía en momentos de crisis extrema, para así garantizar y recuperar la paz y estabilidad de su nación.

Tras mas de dos años de vigencia del Estado Excepción, es notoria la disminución de la criminalidad, de los asesinatos y la violencia de las maras en general, además, cierta sensación de seguridad, fuerte acogida y aprobación ciudadana de las medidas del gobierno, garantizándole incluso, a Nayib Bukele la reelección, tras adecuaciones de la constitución nacional.

Las cifras oficiales del gobierno afirman que 2023 fue al año más seguro en El Salvador, con 154 homicidios reportados, se resalta la eficacia de la implementación del Plan Control Territorial para la disminución de los asesinatos; igualmente, sobresalen los datos de incautaciones de bienes para la delincuencia y la detención 75,163 miembros de maras y pandillas (Policia Nacional Civil, 2024)[1]. Es evidente la caída en la tasa de homicidios, que pasó de 106,3 por cada 100.000 habitantes en 2015, a 2,4 el año pasado (CNN, 2024)[2].

La población, respalda las medidas del gobierno, Bukele logró su reelección con 85% de los votos (BBC, 2024)[3] en febrero pasado, es el presidente latinoamericano con mayor aprobación, con más del 93% de favorabilidad (La Republica, 2024)[4], lo que la lo ha convertido en un referente regional y global, protagonizando incluso la portada de la revista TIME, con una entrevista (TIME, 2024)[5]. Es un fenómeno por donde se mire.

Paralelamente, esta medida de excepción es tildada de violación a los derechos humanos, con acusaciones de personas desaparecidas, de detenciones arbitrarias, de irrespeto y falta garantías de DDHH para los arrestados, control de los medios de comunicación, de ocultamiento de la información. Civiles, ONG y entidades trasnacionales han denunciado las agresiones y exigido, el fin del Estado de excepción y de las fuertes medidas del gobierno.

El 4 de septiembre, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo de la OEA, realizo un informe, en el que pidió a El Salvador terminar la medida del estado excepción, de igual manera, el restablecimiento de los derechos suspendidos. La comisión reconoce los resultados positivos en seguridad nacional de las políticas del gobierno, sin embargo, afirma que la disposición debería acabar, dado que la situación de seguridad se encuentra mucho mas controlada  (La Nacion, 2024)[6] y que esta, es para situaciones excepcionales, no deberían ser parte de la cotidianidad del plan del gobierno nacional.

Dentro de esta nación centroamericana, son más evidentes y constantes las denuncias de arbitrariedad del gobierno, de ausencia de derechos humanos, es común ver familias buscando desaparecidos. tan solo, el pasado 29 de agosto, fue arrestado el defensor de derechos humanos e indígena José Iván Arévalo Gómez por nexos con agrupaciones ilícitas, generando una ola de denuncias de ONG y movimientos locales, quienes afirman que las acusaciones para la detención son falsas y que el gobierno debe seguir el “debido proceso”. (DW, 2024)[7]

Estos matices, “entre amores y odios” son la realidad de El Salvador. Bukele es una figura protagonista en la escena internacional, se ha convertido en un referente de política y de favorabilidad, el término “bukelizar” se usa para referirse a la acción contra la criminalidad y gobiernos de todas locaciones resaltan lo sucedido en lo que solía ser el país más violento del mundo y que hoy vive una realidad diferente. Ni todas las denuncias, han logrado ensombrecer su mandato.

No obstante, todas estas acusaciones deben tomar mayor protagonismo, no minimizarse, el camino a la seguridad va de la mano del respeto y protección de derechos humanos para todos y de educación. El mantenimiento de este Estado de excepción y las “maromas” detrás de la reelección de Bukele, evidencia falencias en la implementación de políticas duraderas que garanticen un mantenimiento de esta tranquilidad y llaman a repensar en acciones que logren perpetuarse en el tiempo.

Sin duda alguna, lo que ocurre en El Salvador y con Bukele han transformado las dinámicas geopolíticas globales y lo seguirá haciendo. Se ha abierto el debate sobre la seguridad, los derechos humanos y la democracia, lo que perdurara en el tiempo.



Comentarios

  1. Nayib Bukele, me hace pensar que aveces es importante recordar "Mano firme, Corazón Grande"

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