Herencia colonial

 

Como ya se ha visto en este blog, hay conflictos territoriales que existen hace siglos, que se perpetúan en el tiempo sin ninguna solución. Este es el caso del Esequibo, una región de 159.500 km2 sumamente rica en recursos y fauna, al oriente de Venezuela, que implica el 75% del territorio de Guyana, y que desde mediados de 1800 esta en disputa, ha pasado por múltiples dueños y donde hace poco escalaron la tensiones.

Este conflicto es producto y resultado del colonialismo europeo en América Latina. Antes de la llegada española, esta región del Esequibo estaba habitada por indígenas caribes y arahuacos, quienes tenían el dominio de sus tierras. Pasa al mando de los españoles tras su llegada, quienes con su gran territorio no dan abasto en el control y tras disputas la pierden, es cedida a los holandeses, quienes luego la pasan a Reino Unido en 1814; bajo el mando Ingles ocurren las primeras disputas por la zona, ya que este decide establecer sus límites fronterizos y amplia la extensión territorial inicial, molestando así a los vecinos venezolanos. Estos últimos acuden a Estados Unidos, quienes en pleno auge de la intervencionista Doctrina Monroe de “América para las Américas”, deciden participar.

El apoyo estadunidense se pacta El Laudo arbitral de parís en 1899, un acuerdo en el que se determinaron los límites fronterizos vigentes hasta el día de hoy, con apoyo y decisión internacional; y que inicialmente es firmado por Venezuela, sin embargo, a mediados del siglo XX se descubre que presuntamente hubo compra de jueces y el gobierno venezolano se levanta, y exige un nuevo acuerdo.

Esto anterior resulta en la firma del Acuerdo de Ginebra en 1945, en el que se declara que organismos internacionales como la ONU van a mediar para que se llegue a algún acuerdo por la vía diplomática entre las partes; si no se logra solución, estos estamentos tomaran las decisiones sobre esta zona.

Poco después Guyana se independiza de Reino Unido en 1965 y surge como nación, apoyada por la ONU como garante de su autonomía, mantiene este conflicto vigente, enfocada en su desarrollo y crecimiento. Nace así, una nación rica en minerales y azúcar, sumida en la pobreza y corrupción, que tiene como lengua oficial el inglés, el único de Sur América, bastante aislada del resto del continente y un poco en el olvido del mundo, cerca de vecinos gigantes y siempre noticia.

Al lado Venezuela, una nación petrolera, de las economías mas prosperas del siglo pasado, siempre protagonista en la región. Que después de 2010 cayo en una crisis sin precedentes, recibió un embargo internacional que afecto su economía, argumentada en las faltas de garantías democráticas, sumida como Guyana en la corrupción; hoy una nación de migrantes que lucha por mantenerse a flote, con el Bolívar como la moneda más devaluada del mundo, con un líder incendiario que lidia con la falta de legitimidad día a día.

En este contexto complejo para ambas naciones, en 2015 se descubre que en el Esequibo hay reservas de petróleo, de aproximadamente 550 millones de barriles, todo bajo aguas cercanas a tierra firme, lista para ser explotada y con grandes posibilidades económicas.

Esto, escala la disputa, ya que Venezuela quiere control sobre esta explotación y Guyana no permitirá que le quiten el poder sobre su territorio legal ya constituido; llevando a que el gobierno venezolano interponga una demanda frente a La Haya, apoyándose en El acuerdo de Ginebra y en el derecho internacional, en el principio de “Uti possidetis iure” en el que las naciones tienen derecho a los territorios que les pertenecen por historia; Guyana, se defiende amparada en el laudo arbitral de 1840.

Una vez inicia el caso, tras varias audiencias extendidas a lo largo del tiempo, se dan los primeros fallos, no se alteran las fronteras favoreciendo a Guyana y su soberanía; Venezuela en contra, no reconoce los dictámenes y sigue luchando, evidente en los discursos incendiarios de Nicolas Maduro. Poco después, Guyana autoriza exploraciones petroleras en el área, molestando aun mas a su vecino, que acusa al presidente Mohamed Irfaan Ali de corrupto e influenciado por los gigantes de la explotación minera en el mundo.

Es cierto que la capacidad administrativa de Guyana es poca, y gestionar una infraestructura para explotar el petróleo es difícil sin apoyo extranjero, que las industrias de minería y de azúcar no son tan grandes como para ser el motor que impulsa el petróleo, por lo que la inversión de capital y tecnología del exterior resulta clave. La economía de este puede crecer bastante y con la gestión adecuada y superando los obstáculos, hay predicciones que afirman que, podría llegar a ser el país con mayor crecimiento económico por persona en el mundo.

Venezuela es consiente de esto anterior, sabe que debe mejorar su legitimidad y obtener control sobre esta zona, enaltecería el sentimiento nacionalista de los habitantes, dándoles una victoria entre tantos problemas; esto se dificulta sin apoyo de los organismos supranacionales que deciden. Paralelamente, la economía tan afectada de esta nación tendría problemas para emprender una explotación a gran escala por sí solo.

Teniendo en cuenta lo anterior, Venezuela celebrara un referéndum no vinculante el 3 de diciembre, en el que sus habitantes votaran para anexionar la zona del Esequibo, el gobierno busca legitimidad, entre otras cosas, el apoyo a tomar acciones para recuperar la zona a toda costa; espacio electoral bastante mediatizado y bien constituido para su desarrollo, según lo que se ve en medios. Al mismo tiempo el gobierno desarrolla la construcción de pista de aterrizaje cerca a la zona en disputa, que facilitaría la explotación.

Es evidente acá los juegos geopolíticos, como el control estratégico de una región se traduce en dinero y poderío, por lo que las partes se aúnan a su posición y no ceden. Venezuela, dado el caso decidiera emprender la toma por la región, atentaría contra la soberanía nacional Guyana, la libertad de sus habitantes e incumpliría El acuerdo de Ginebra. Por otro lado, Guyana que no tiene tantos aliados, se puede apoyar en la mala imagen de su vecino y conseguir amistades que lo apoyen y vayan detrás del preciado petróleo; por lo que este conflicto podría escalarse bastante.

La fiebre del petróleo pareciese vale mas que las vidas, y las naciones harías casi cualquier cosa por defender este tesoro. Falta ver que sucede en este referéndum en suelo venezolano; como responde Guyana en defensa de su soberanía , esperando que  las vidas y humanas y animales y los ecosistemas sean respetados y cuidados.

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