Trump, la violencia y las elecciones

 

Las campañas electorales son un momento volátil y frágil que determina el futuro de una nación, están sujetas a que cualquier perturbación les afecte y posicione a uno u otro candidato en el puesto político disputado, más evidente en países fuertemente polarizados. No obstante, dichas perturbaciones suelen distar de la violencia física, respetando los Derechos Humanos, apelando a un “todo se vale” que se resuelve en las urnas y no con la muerte de un candidato.

Pese a ser la norma global, en ocasiones la violencia se toma las elecciones; el pasado sábado 13 de julio de 2024, el expresidente y candidato presidencial a 2025 en Estados Unidos, Donald Trump vivió un ataque en pleno mitin de campaña, en Pensilvania, luego de que un joven de 20 años, reconocido como Thomas Matthew Crooks dispara contra la tarima varios tiros donde estaba el magnate, matando a un asistente e hiriendo a dos más. El agresor fue abatido a los pocos instantes por el servicio secreto, Trump fue llevado a un hospital cercano a ser atendido, resultando lesionado sin mayor gravedad (The New York Times, 2024)[1].

Estos sucesos prendieron las alertas de Estados Unidos y el mundo, los hechos, ocurren en plena campaña electoral; a un líder político y una de las personas más ricas del mundo; paso bajo la guardia del servicio secreto y fuera del perímetro de seguridad; es perpetrado por un joven de 20 años sin antecedentes penales y con un arma de venta legal; Trump resulto con una pequeña herida; empezó una investigación nacional (CNN, 2024)[2]. El contexto, los hechos y resultados del atentado son tan coyunturales que valen la pena ser analizados.

Se evidencio el hecho más violento registrado contra un actor político desde 1981, cuando el presidente Reagan fue atacado tras 69 días en la presidencia, sobreviviendo. Desde ese momento, las elecciones y mandatos han transcurrido con normalidad y ningún presidente ha sufrido sucesos violentos. Este momento es bastante único y poco esperado, vislumbra la fuerte polarización del pueblo estadunidense; las debilidades de seguridad del servicio secreto; y la fortaleza de Trump como candidato. El magnate ha logrado sacar ventaja de este momento.

Los acontecimientos migraron la atención de la prensa negativa que genero los altercados al capitolio en EE. UU. de 2020 y del revuelo en torno a los procesos judiciales que ha vivido el expresidente a un enfoque más positivo. Se volcó el discurso y vuelve a Trump en un mártir, un héroe que sobrevivió a la violencia y no fue silenciado, pese a los intentos de hacerlo; esta transformación permite que el magnate neoyorkino pueda ampliar su favoritismo para las elecciones (BBC, 2024)[3].

Por su parte, Joe Biden, dio un discurso llamando a la paz, tras unas momentáneas y rápidamente desestimadas acusaciones de gestar el atentado, se retiró toda la propaganda negativa hacia Trump en las calles. Este breve momento, igualmente le puede servir a el presidente de EE. UU. cambiando el enfoque hacia el acto violento, así se desestimarían las preocupaciones y acusaciones sobre la vitalidad y capacidad para un segundo mandato, además del pobre desempeño en la campaña.

La política y los momentos coyunturales hacen una dupla perfecta, que en buenas manos garantiza el favoritismo y en tiempo de elecciones, la victoria. Este atentado transforma el tablero de juego, obliga a los candidatos a reajustar y repensar sus estrategias para así aprovechar lo que más se pueda “el hipe” que se generó, y asegurarse así, la presidencia de uno de los países más importantes del mundo.

Tras este fin de semana, han saltado acusaciones de todo tipo, buscando un culpable detrás de las acciones del joven Thomas Matthew Crooks; desde los demócratas a el gobierno iraní han sido señalados, sin mayores pruebas y tras negaciones rotundas, sigue la investigación(DW, 2024)[4]. Incluso se ha hablado de un auto complot, donde se asegura que fue Trump quien planeo todo, para así afectar de las elecciones. Lo que es cierto, es la evidente debilidad que sufrió el servicio de seguridad del expresidente, sea planeado o no, le tomo mucho tiempo a los guardias responder y permitieron a un civil armado posicionarse en un edificio cercano y disparar.

Este nuevo escenario polariza aún más la balanza política en EE. UU., a cuatro meses de las elecciones, abre las posibilidades a que todo pase y que el futuro de la gran nación de Norteamérica sea incierto. Es claro, como se dijo lo volátil de una campaña y el uso de la violencia como herramienta geopolítica. Falta ver que sucederá y que traerán los próximos meses y quien será elegido presiente de Estados Unidos en noviembre.  

Comentarios

  1. Excelente análisis, los EEUU son fortín de la democracia a nivel mundial, esto que ocurrió es un gravísimo hecho, que empañada el camino electoral.

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